Hoy, la prensa económica
publica las palabras de Francisco González en el Foro ABC, lugar en el que el
presidente del BBVA asegura que España debe pedir el rescate (que él prefiere
llamar “línea de crédito preventiva”) al BCE “cuanto antes mejor”. La pregunta
es ¿mejor para quién?
Sostiene González que, tal como está prevista la actuación del
BCE, no debe hablarse de rescate porque bastaría con que el gobierno español
formulara una petición formal para que
la autoridad monetaria europea enviara a sus mesnadas a reponer el orden de las
finanzas publicas nacionales diciendo – oigan ustedes- vosotros, aquí estoy yo
¿quieren algo? - y con eso sería
suficiente para que todo el mundo saliera corriendo a cerrar sus posiciones
cortas y, como posesos, inundarían el mercado con sus órdenes de compra "por lo mejor".
Tanto interés del banquero por que el gobierno se apresure a solicitar la ayuda del BCE seguro
que tiene que ver con el patriotismo del sujeto pero ¿hay algo más?
Lo primero que se me ocurre es
que ese empeño en no llamar a las cosas por su nombre encierra una trampa
peligrosa que conviene denunciar. Llámese rescate o tomate, lo cierto es que,
con independencia de cómo se formalice la ayuda del BCE, sea mediante compra de
bonos en el mercado secundario (modelo supuestamente aplicable en los casos
español e italiano) sea mediante créditos directos al país por parte de la
troika (modelos griego, irlandés y portugués) lo que resulta evidente es que lo
que importa a los ciudadanos son las condiciones asociadas a la ayuda que exige al prestatario y eso tiene consecuencias
muy distintas para los banqueros (tipo González) de las que afectan a los "personas humanas".
El impacto sobre los ciudadanos
ya lo conocemos bien y ni siquiera hace falta mirar a los tres países rescatados
para pasar directamente a cortarse las venas, basta con repasar como nos está
afectando la cosa ahora mismo a nosotros los españoles y eso que todavía no ha empezado
el baile, pero cómo incide el rescate
en los grandes bancos españoles es otra cuestión. Para entenderlo hay que
considerar dos puntos: 1) como funciona la rentabilidad versus precio de la
deuda pública (que es lo que el BCE pretende arreglar) y 2) cuales han sido las
consecuencias de la política monetaria del BCE implementada a través de lo que
ha venido a denominarse LTRO,s.
En relación al primero de los
puntos, el funcionamiento de la deuda pública
en el mercado, la cosa va poco más o menos así. El Tesoro convoca una subasta (mercado primario) de, pongamos, bonos (obligaciones) al plazo de, por ejemplo, 10 años, con un
cupón del 5,85% anual. Esto significa
que el Estado se compromete a devolver a
su vencimiento, pongamos el 21 septiembre de 2022, el valor nominal del bono, pongamos
100 euros y además a pagar 5,85 euros de intereses cada día 21 de septiembre durante
los próximos diez años. Iniciada la subasta los agentes ofrecen un precio por
el bono que puede ser superior o inferior a los 100 euros de valor nominal que recibirán
al vencimiento y dependiendo de que el precio que ofrezcan sea inferior a los
100 euros la rentabilidad obtenida por la inversión será superior al 5,85% de interés
anual al que el bono está emitido o, por el contrario, si, ante la percepción de que el riesgo es nulo
o despreciable, el inversor podría sentirse atraído por la tasa de interés del
cupón, en cuyo caso estará dispuesto a pagar por el bono un precio superior a
su valor nominal y, en consecuencia, la tasa de rentabilidad de su inversión será
inferior a la tasa de interés del cupón. En resumen la rentabilidad aumenta cuando
el precio que hay que pagar para adquirir un bono disminuye y viceversa, cuando
la rentabilidad disminuye el precio que hay que pagar por el bono sube y quien vende bonos se beneficia del aumento. Esto no
es opinable, es pura matemática financiera.
España emitió ayer bonos a 10
años (colocó 849 millones) con cupón al 5,85% de interés anual pero logró ponerlos
en el mercado a un tipo medio del 5,66% porque los agentes pagaron 105,069
euros por cada 100 euros de valor nominal, es decir los inversores parecen
apostar por una reducción de la rentabilidad y por consiguiente por un aumento del precio, o sea por un
rescate/tomate
Como consecuencia de esa cosa
que hemos llamado LTRO,s (de las que luego hablaremos) los bancos españoles
(incluido el que preside el Sr. González) han venido adquiriendo bonos
españoles a lo largo de todo el año 2012 (lo que ha permitido, demos gracias al
señor, salvar las subastas del Tesoro) y
tienen en sus carteras ingentes cantidades de ellos adquiridos este mismo año a
precios muy bajos porque las rentabilidades eran muy altas (por ejemplo la
subasta anterior de bonos a 10 años ofreció una rentabilidad del 6,66%., es
decir un punto más que la de ayer). Si
mediante el rescate, que el presidente del BBVA solicita con tanto ahínco que el
gobierno se apresure a solicitar, la rentabilidad del bono cae (que es lo que
se busca con el tomate/rescate) su precio subirá y nuestro amigo podrá
deshacerse de unos bonos comprados muy baratos a un precio muy superior. No
obstante, no todo son beneficios para él porque su banco perderá depósitos a la
vista en un volumen equivalente, al menos, al que se corresponda con la reducción de las
pensiones de sus clientes jubilados más al de las nóminas que tenían
domiciliadas los nuevos desempleados que las condiciones impuestas al Estado
español por los prestamistas del no-rescate habrán de producir. Me ha dicho un
pajarito que los expertos informan a González de que no debe preocuparse de los
jubilados ni de los nuevos parados, porque el impacto de la caída del saldo de los
depósitos de pensionistas y nuevos desempleados en los resultados de su banco tendrá
una escasísima materialidad ( o sea que
serán cuatro perras, nada que ver con los beneficios obtenidos con el aumento
de precio de los bonos publícos).
En cuanto a las LTRO,s (Long Term
Refinancing Operations u Operaciones de Refinanciación a Largo Plazo) se trata
de dos inyecciones de dinero a la banca que el BCE realizó en diciembre y
febrero pasados. La cosa rondó la tontería de 1 billón de euros a plazo de tres
años y 1% de interés. Los bancos, siempre atentos a su misión canalizadora del
ahorro hacia la inversión, hicieron un uso apropiado de esos fondos baratos, a
saber: comprar bonos del estado (normalmente cada uno del suyo como corresponde
al proyecto integrador de la Unión Europea), hacer
frente a los vencimientos de su propia deuda y el resto lo colocaron en sus
cuentas en el BCE a cambio del 0,25% de interés. El crédito a hogares y
empresas han decidido dejarlo para más adelante produciendo (ante el ajuste
añadido del gasto e inversión públicos) el derrumbe de la demanda agregada vía
contracción del consumo y de la inversión y con ellos del PIB y de los ingresos
públicos. Lo que si crece es el paro (como consecuencia de la caída de la
actividad) y los compromisos del Estado (producto del mayor desempleo y del
mayor coste de la financiación pública). El BCE, en su afán por impulsar la
economía aunque eso no forme parte de su mandato, ha decidido reducir los
tipos, ahora presta al 0,75% y ya no paga por los depósitos de la banca -
¡hala, para que aprendan – ha dicho Draghi
¿No es para cortarse las venas? Este
círculo vicioso impulsado por la
intransigencia de los prestamistas está produciendo una transferencia de rentas
de las clases menos favorecidas a las opuestas con una intensidad y a una
velocidad sin precedentes pero, sobre todo, está enfrentando a Europa (a una
parte de Europa, a la parte predominante hoy) con el resto del mundo ¿Cuánto durará
esto? Es fácil hasta que se cumplan los postulados del Malthus ese de la
entrada anterior a esta o hasta que la Europa predominante perciba que su negocio
se está resintiendo.
Esta claro, el tan polémico rescate (recobro por fuerza o por precio de algo que pasó a mano ajena o liberación de un peligro, daño o molestia) es una mera transferencia entre bancos que no va a llegar, en ningún modo, a la sociedad española, la cual sin embargo, pagará con el dinero destinado a sostener el estado de bienestar los intereses premeditadamente engordados de dichas transferencias. Pues bien, no entiendo que hacemos mirando y permitiendo que eso ocurra. Es necesario actuar.
ResponderEliminarDi que sí, cariño. ¡A las barricadas!¡A las barricadas! por el triunfo de la Confederación ..
ResponderEliminarDespués de 30 años de acomodarnos en la espejismo de la clase media, de dar por superadas la lucha de clases y el fascismo de la dictadura franquista, nos hemos convertido en un pueblo de indolentes y anestesiados proletarios (que lo somos) incapaces de reaccionar ante el mayor atropello a los derechos fundamentales que una democracia pueda resistir sin cambiar de nombre. Un Gobierno que ha modificado fraudulentamente la constitución para permitir el saqueo de los derechos de sus representados por salvaguardar los intereses financieros de la oligarquía es un gobierno fascista. Demócratas impasibles ante el fascismo, eso es lo que somos. Hay que salir a la calle a gritar que no lo consentimos. Por el pan de nuestros hijos, por su educación, por la sanidad de todos, por los pensionistas, por dinidad y por orgullo. Hay que salir a la calle al menos a gritar. Y si no lo hacemos ahora, se recortarán tanto nuestros derechos que dejaremos de tener esa opción (para pueba Cifuentes). Es una guerra de clases, la derecha lucha siempre por sus intereses y la izquierda solo cuando no puede más, y eso ya está aquí. Así que volverán las barricadas, sí, seguro, pero será por el triunfo de la democracia qué es lo que nos han robado, por el derecho a vivir dignamente. A mi me educaron en democracia (customizada, pero democracia) y no voy a ver por la tele como me la quitan un puñado de corruptos y sinvergüenzas, angustiandome por dentro y paralizada por el miedo al futuro. El futuro que me espera es muy negro si cierro los ojos y dejo que sigan los golpes. Confío en que espabilemos, somos cultos, inteligentes y civilizados, y con tanto paro tenemos mucho tiempo, así que a luchar. Todos.
ResponderEliminarCon lo las barricadas aludía al himno, mujer. Espero que las de verdad no vuelvan nunca más. Por lo demás, amen.
ResponderEliminarAmen signifaca que se acabó en cristiano?... mmmm
ResponderEliminarSegún la R.A.E., amén significa asi sea, mira
ResponderEliminar"amén1.
(Del lat. tardío amen, este del gr. ἀμήν, y este del hebr. āmēn, verdaderamente).
1. interj. Así sea. U. al final de una oración. U. t. c. s. m.
2. interj. U. para manifestar aquiescencia o vivo deseo de que tenga efecto lo que se dice. U. t. c. s. m."
¿te tengo que recordar qué estudié en un colegio de monjas? ... yendo más haya está la ironía. Pero por mí, aquí paz y después gloria. Que viene a ser lo mismo que punto final.
ResponderEliminarMe reservo para nuevas entradas... jjj.
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